A la hora de la comida estuvimos en La Cantina, donde ya habíamos reservado nada más llegar ese día, puesto que es un local muy pequeño y Peñalba siempre está lleno de visitantes y senderistas y todo el mundo procura reservar en este lugar. Además, por lo que pudimos ver, era el único que estaba abierto en el día de hoy.
La Cantina es un restaurante muy pequeño y muy pintoresco, con una decoración tradicional que en todo momento recuerda que estamos en un pueblo en el que la gente vive del campo. Nos sentamos en su terraza mirando el horizonte montañoso y degustamos algunos platos típicos del Bierzo.
En ese momento disfrutamos de otro de los grandes momentos sensoriales del día al saborear unas deliciosas croquetas elaboradas con castañas; plato que acompañamos con una estupenda cerveza tostada artesanal, Ribada, también elaborada con el mismo producto otoñal.